Me quema tanto este fuego que arde por dentro, cómo explicarlo si no lo encuentro, mi mejor aliado hoy es un cuaderno, rimas, bocetos, palabras, muchos recuerdos. Romper una nueva página del calendario, pasan las semanas y no hallar solución. Me jode tanto no haber alcanzado nuestros sueños pero a pesar de todo rendirse no es una opción. Demasiado café para estos días agitados, colega de nuevo en la city, luces de navidad, y que decir si las musas me han abandonado, es tan difícil encontrar algo real. Sonidos que me atrapan, la jungla entrando en casa, ralladas como discos esperando venganza, intentar devolver los golpes que desde crías recibimos, tantas mañana sí, así crecimos. Bailes sinceros, no adulterados, las niñas quieren jugar en el patio, trazos de tinta en muros guardados, pasan las horas viviendo oxidados. Polos opuestos, vidas de mentira, elegir disfraz que acompañe tus días, lágrimas que duelen, escuece la herida, cabeza bien alta sin perder la vista. Niebla y cencella, Valladolid, es el futuro, lo veo gris, el optimismo contra la indiferencia, la calma, los nervios, perder la paciencia. Te echo de menos, pasan los días, y estas canciones reflejan mis heridas, cerebros rotos en cien mil pedazos, la lluvia moja, hoy pesan los brazos. Mutando, riendo, fluyendo, bailando, ponte otra vez ese tema que van a arder estas suelas, sentir cada paso, las hostias, los fracasos, en un mundo de egoísmos son escasos los abrazos. Vibrar frecuencias de una guitarra, buscar entre tantas la nota exacta, sonidos que me arropan en días oscuros, el abismo, el desierto, buscar esperanza. El reflejo del espejo en cada mañana, despertar perdido buscando tu cara, ¿persigues tus sueños o en ellos te persiguen a tí? Son esas cositas las que no me dejan dormir. Animales encerradas, gente muriendo sola, amigas que se fueron y así pasan las horas, esquemas que condenan con golpes y castigos, presas comiendo rejas, niñas buscando cariño. Torturas y amenazas, persiguen las ideas, cientos de enfermedades con causa en tu nevera, el verde muriendo, la tierra agonizando y tú solo te preocupas por votar este domingo. Hambrientos rezan buscando en la basura los restos de un sistema que sangra y no sutura, se siente la tristeza, se palpa la locura que ellos mismos crearon ahogadas en facturas. Condena asalariada, callando desde crías, tragar con lo que venga y darse por vencidas, así nos enseñaron a aceptar todo esto, dos días de borrachera para soportar el resto. Lágrimas en silencio, mentiras tras pantallas, aislamiento, represión, y esto no estalla. Son tantos siglos perpetuando el control que es tan difícil escapar de esta prisión. Pastillas que disfrazan y ocultan la raíz, gente llorando sola que aparenta ser feliz, el propio cuerpo ya no nos pertenece, y encima te parece tu enemiga quien desobedece. Deberíamos tomarnos un poquito más en serio, ir a por todas, que el miedo hoy lo sientan ellos. Nos han hecho creer que no somos capaces, haciéndonos aceptar ver verdad en los disfraces, que nos venden. Me pregunto por qué aceptamos todo esto, si en el fondo lo detesto, tanto yo como el resto, me pregunto por qué aceptamos todo esto, si en el fondo nos repugna, tanto a mí como al resto.