Cuchillos

Ya ves, siempre esperé demasiado, y al fin encuentro el silencio en tu rostro que viene hacia mí, poder, se afila en el trazo, se vuelve importante y así, cuchillos clavados en cada resquicio de los adentros…

Crecer, pues pronto vuelven a la mente aquellos recuerdos, aquella pared. Pretérito esclavo, viviendo arrastrados, a gatas bajo su poder. Si no lo has notado, el tacto ha volado hacia allí, vivir incomunicados en un mar profundo, parece que siempre fue así.

Ya ves, siempre esperé demasiados abriles por mí. Seguir, quedaron vacíos todos los discursos que hablaban de ti. Correr, hacia ningún lado esperando el momento de verte partir, armarios cerrados, desnudos, mojados y el sol ya no quiere salir.

Mirar, con llanto al pasado de lo que perdiste en las calles de aquella ciudad, historias de cuando sentías que el fin llegaría y no habría nada más. Dolor, su mundo, su llanto, su risa, su miedo envenena tu ser, rechazo de tantos, aquellas sonrisas que ya nunca van a volver.

Querer que no haya una voz en los ecos que diga que nunca me ha visto feliz, rallar la carcasa de mis cicatrices y no hallar raíz, rompernos los huesos, incómodos, tiesos en cada nuevo amanecer, las calles vacías y ni si quiera tengo ganas de volverte a ver.

Ya ves, siempre esperé demasiados abriles por ti. Seguir, quedaron vacíos todos los discursos que hablaban de mí. Volar, y observo tus ojos mostrándome aquello que yo nunca vi, armarios cerrados, desnudos, mojados y el sol ya no quiere salir.