Ni siquiera fuimos capaces de intentarlo, quisimos desprendernos de aquello que hicimos. Inefable existencia que nos abrigaba, disturbios en el alma, no nos resistimos. Océanos de tinta mancharon los sueños, relatos y resquicios de algo tan enorme, quisimos ser el fuego que quemase el templo de tantos privilegios muros y cimientos.
Empezamos con ganas, no nos advirtieron que sería más difícil que en la teoría, que dolería tanto enfrentarse al resto, a veces echo en falta un poco de alegría. Ya casi ni me acuerdo, menos mal que lo escribí, pues fallan las neuronas cada vez más fuerte. Ya no quiero ni verte, me produces rabia, el dolor es pasajero, solo viene y pasa.
Lo que pasa es que, viene cada vez más fuerte.
Bailes intensos entre Nepal y Brasil, tardes de río, sedición y frenesí. Bellos poemas, literatura prohibida, bibliografía de nuestras heridas. La cita inexistente, las referencias, el mapa del presente, interferencias, huelo tu hueco, siento tu ausencia, solo escribiendo conservo la paciencia.
Otra entrada más en la lista de fracasos, pero cada uno trae consigo una nueva victoria, demasiada lluvia, gotas que colman el vaso y aún así aquí sigo, convencido de mi trayectoria. Echo de menos echarte de menos y que se mueva por dentro todo lo que tememos, no creo en la suerte, este fuego me abrasa, el dolor es pasajero, solo viene y pasa.
Lo que pasa es que, viene cada vez más veces.
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Inefable: aquello que no puede ser expresado con palabras