Autolesión, miseria en las ciudades,
autómatas, tristeza en hospitales.
Droga dura en bares, cabezas bien rotas,
sometiendo al ego solo en su derrota.
El ritmo asesina tu cuerpo a pedazos,
la rutina asfixia la naturaleza.
Miro para el frente y observo a los otros,
parecen vencidos esperando al metro.
Cámaras vigilan, policía de dentro,
algunas intentan someter al resto.
El miedo en la niebla, el odio en su risa,
un mundo que mata con dinero y prisa.
Animales que agonizan en jaulas estrechas
solo para que no falte carne en tu nevera.
No vieron el sol, tampoco la lluvia,
su vida fue triste, también lo es la tuya.
Escribo miseria desde el calendario
lo que pasa ahí fuera como abecedario.
Laberinto de hormigón, cadenas mentales,
chico se que es duro, pero es lo que sale.
Miradas suicidas, trazo débil nada más,
prisiones sin llaves, crece la velocidad
de este ritmo absurdo asesino a sueldo
hoy desaparezco en mi propio universo.
Impotencia en gramos, mentira en las calles,
a veces deseo que todo esto estalle.
Una dosis tenue de falsa felicidad,
es difícil verse reflejado en las demás.
Una más sin rostro, otra más sin cara,
máscaras sin brillo, mi emoción se apaga.
Converso con folios, es lo que me calma,
cien mil veces lo he intentado pero no se apaga.
El miedo en la escuela desde tan pequeños,
hace mucho que sentimos robados los sueños.
Ellos o nosotras, cadenas sin peso,
solo es otro chaval libre convertido en preso.
Kilos de pastillas, gramos de condena,
sometidas a su juego tragando su mierda.
Ese peso que me grita desde las entrañas,
siento un dolor tan intenso todas las mañanas.
Otro día más, cadena de muerte,
del trabajo a casa y así hasta el día siguiente.
Incomunicados tras una pantalla,
desapego y soledad siento en las miradas.
Grito en los adentros mientras otras callan,
una batalla en mí mismo, esta vida ralla.
A veces me asusto de las conclusiones,
para soportar disgustos escribí canciones.
Narro mis miserias, invoco al abismo,
mientras otras ríen yo alérgico a mi mismo.
Faltan los abrazos, sobran las razones,
dormirme tranquilo naufrago en rincones.
Perdido en mi tiempo, busco tu cariño,
inmensa tormenta, demasiado egoísmo,
es este engranaje, que parece sano,
esto que te cuento no lo digo en vano.