Para deshacer al fin, el hielo del gran iceberg, que esconde en su raíz el ser de aquello que no puede descifrar. Estrofas para reparar la herida que desbordó en mi, secuelas en granate y gris, impongo llagas en la piel. Para qué una nueva canción, si el vértigo se queda aqui, nos roba rostros de ilusión, la alegría que habita en mí. Caídas para revivir, amigas para no olvidar, las calles de valladolid, paisajes de nunca jamás.
Pienso en huir de fantasmas etéreos y empieza la cuenta atrás. El sol tras el cristal me abrazo a la nada, carretera helada.
A veces me duele gritar, me siento en guerra en una paz, aquí no morimos de sed, tal vez se muera por llorar. Miradas que deslumbran voz, iniciaron aquel rugir, de espigas en la planitud nevada en este invierno gris. Retratos que abrieron la luz, frecuencia que me dió el control de rescatar felicidad en el espectro del dolor. Las noches en las que te ví a lo lejos sin poder hablar, recuerdo que ya te perdí, nos quedará siempre soñar.
Pienso en huir de fantasmas etéreos y empieza la cuenta atrás. El sol tras el cristal me abrazo a la nada, carretera helada. Sacar, la nube de dentro, sostiene el cimiento de un mundo que gira en su duelo, Buscar en aquel recuerdo la voz del subsuelo y vuelvo a tropezar.
[¿una imagen vale más que mil palabras?]